Adicciones

Las adicciones son hábitos desmesurados, de los cuales dependemos de una forma inconsciente. Nos pueden ser placenteros y atractivos, y sentimos que son normales o que los podemos abandonar cuando queramos. Pensamos que los practicamos porque nos apetecen, pero de lo que no nos damos cuenta es de lo que dependemos de ellos.
Las adicciones con sustancias son las más conocidas, como pueden ser el alcohol el tabaco o todo tipo de drogas. Pero existen también otro tipo de adicciones, no tan conocidas como pueden ser el sexo, el deporte, el trabajo, salir de marcha, bailar, comer… A fin de cuentas cualquier tipo de actividad, cuando lo practicamos en exceso puede ser una adicción. Y aquí viene la gran pregunta. ¿Cuándo es en exceso?
La respuesta la podemos encontrar de la siguiente manera. ¿Somos capaces de dejar de hacerlo? ¿Y si no lo hacemos nos encontramos tranquilos y sin ansiedad o nos subimos por las paredes? Si nos damos escusas (o razonamientos) y seguimos igual, si o si es una adicción. Si somos capaces de dejar de hacerlo, pero sentimos que nos falta algo, también es una adicción.
Es muy habitual escuchar la frase “no, yo lo dejo en cualquier momento” pero lo decimos mientras lo estamos practicando. O “lo que yo hago es lo normal”. La palabra normal, para algunos puede ser una cosa y para otros otra. No es tanto la cantidad de lo que consumimos pero si la dependencia. Analizar en que medida estas adicciones pueden estar incluidos en nuestros hábitos diarios es una pista.
Alguien puede pensar, “hacer deporte es necesario para la salud”. Cierto, pero darse cuenta hasta que punto lo hacemos para ejercitar nuestro cuerpo o hasta que punto puede ser también una forma de canalizar algún estrés acumulado, o una forma de escaparse de una situación estresante, es necesario para encontrar la diferencia.
Con las adicciones conseguimos aquellas cosas que en nuestras realidades no somos capaces de conseguir. Para unos es la forma de encontrar la tranquilidad que no son capaces de conseguir en sus vidas. Para otros la forma de olvidarse de sus problemas. Para otros la forma de poder sociabilizar. Para otros la forma de escaparse de alguien. Un sin fin de características no cubiertas y con la necesidad apremiante de atenderlas. Con el tiempo, si no conseguimos atender de forma consciente estas necesidades, nos veremos atrapados por estos hábitos adictivos, pudiendo generarnos desde enfermedades hasta abandonos sociales.
Las adicciones nos muestran la necesidad de hacer frente a algún conflicto no solucionado. Estos conflictos generalmente se nos dan con las personas más cercanas de nuestra vida, como pueden ser nuestras parejas, madres, padres e hijos sin ir más lejos. Y aquello que la adicción nos permite, es lo que necesitamos defender y conseguir con estas personas.

Cuando la adicción nos permite sociabilizar, el conflicto a solucionar es mostrar quienes somos, considerarnos importantes y ser capaces de mostrárselo a la gente. La búsqueda de tranquilidad nos indica la necesidad de marcar nuestros límites, defender nuestras prioridades y que no nos molesten. Olvidarse de los problemas es aprender a pasárnoslo bien y vivir en el ahora, a conectar con nuestras necesidades y hacer frente a lo que nos preocupa. Cuando con la adicción buscamos escaparnos de alguien, necesitamos afrontar esa relación y solucionar los conflictos hasta encontrar armonía con nuestro ser.
Todas las evasiones tienen un conflicto emocional detrás, sin afrontar y solucionar. Cuando las personas nos encontramos emocionalmente estables y en paz con nosotros mismos, no dependemos de evasiones ni sustancias para afrontar nuestra realidad. Todas las adicciones nos indican desequilibrios emocionales que tienen que ver con una falta de autoestima, y nuestra idea de que no somos capaces de afrontar ciertas situaciones de nuestras vidas. Quizás no seamos capaces de ver esto conscientemente, pero a nivel conductual esto queda en evidencia y nos permite darnos cuenta de que tenemos algo pendientes de solucionar.
Tenemos la opción de ver estas adicciones como algo malo, y negarlo o esconderlo. O por el contrario podemos verlo como una oportunidad de observarnos y conocernos, y poder avanzar en atender nuestras necesidades de una forma más holística y completa.
La palabra adicción tiene hoy en día una connotación muy negativa, pero no hay que olvidar que todos somos en mayor o menor medida adictos a algo y que esto es una oportunidad de comprendernos y completarnos. Las adicciones no nos hacen ni mejores ni peores, pero lo que si nos muestran es un sufrimiento interno. Nos dan la oportunidad de convertir nuestros “defectos” en “virtudes”. En la medida en que seamos capaces de percibirlos, tendremos la oportunidad de trascenderlos.